miércoles, 15 de abril de 2009

Todo tiene su fin


Hoy he concluido la bonita relación que he mantenido durante una semana con las estupendas Bennet. Como las define su propio padre son necias e ignorantes, pero tienen algo que me han atraído sin remisión. Qué buenos momentos he pasado con Lizzy y sus prejuicios hacia el orgulloso Darcy.
Si fuera objetivo denunciaría a la escritora por misógina y por ingenua, pero dejaré el poder de decisión a la imaginación y agradeceré que alguna vez haya escrito las palabras con que se adorna esta historia. En una lectura rápida se puede caer en el error de pensar que es una historia plana y vacía sobre unas chicas que buscan la mejor forma de casarse y unos hombrezuelos que se exhiben cual papagayo. Ya la propia autora comienza con una declaración de itenciones. Las dos primeras líneas son "Es una verdad de todos conocida que el soltero en posesión de una buena fortuna ha de estar buscando esposa". Pero a mí me ha encandilado la riqueza de los personajes, donde los secundarios tienen tantos matices como los protagonistas. Además, Austen posee un estilo narrativo intemporal que hace salvable los casi 200 años que separan su momento vital del mío. Al final nos da una lección: el corazón humano ha sido estúpido, es estúpido y será estupido por los años de los años; pero qué felices somos cuando se alinea con otro igual. Ahora seguiré empapándome de esta historia con la serie de la BBC, la película de Joe Wright y la serie "Lost in Austen". Ya os contaré

Ayer tocó acudir al macrobotellón en Murcia donde me lo pasé fantásticamente junto a alguno de esos imprescindibles que adornan mi vida y a los que tanto tengo que agradecer. Ahora toca reposo: mucha literatura, mucha música y algo de cine.

Nos vemos,
P.

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