martes, 18 de noviembre de 2008

Hace mucho que te quiero


Ya llevaba un tiempo sin escribir sobre cine. El lunes fui a la Filmoteca esperando no ver un filmotecazo y tuve suerte porque me encontré con una obra maravillosa. Se trata de "Hace mucho que te quiero".
Asistimos a la historia de Juliette (Kristin Scott Thomas) que acaba de ser puesta en libertad después de pasar quince años en la cárcel. Durante esos quince años no ha tenido ningún contacto con su familia, que la rechazó. Léa (Elsa Zylberstein), su hermana menor, la acoge en su casa de Nancy, donde vive con su marido Luc y dos hijas adoptivas. Debido al largo encarcelamiento de Juliette y a su diferencia de edad, las dos mujeres se sienten como dos extrañas. Pero Léa aceptó dar cobijo a su hermana cuando los servicios sociales se pusieron en contacto con ella.
Un drama, un terrible drama social y moral, también puede convertirse en una película de misterio. Todo depende de la graduación con la que se va ofreciendo la información al espectador. El francés Philippe Claudel, que convierte la presentación de personajes de Hace mucho que te quiero, su interesante debut como director, en un ejercicio de funambulismo indagatorio, en un enigma sobre el dramático peso del pasado, de lo vivido, de lo sufrido y, sobre todo, de lo errado.
Nos encontramos con una historia principal donde las dos actrices que interpretan a las "desconocidas" hermanas están estupendas, haciendo creíble una historia cercana al abismo sin caer en los tentáculos de la nadería y la sosería. Pero, a su vez, nos encontramos con otras historias que relajan nuestra mente y nuestra vista de esos misterios que intuímos negrisímos. Todo ello con una puesta de escena natural sin maquillajes dejando que los sentimientos se muestren desnudos. Nos enfrentamos a una historia de crimen y castigo, (incluyendo un homenaje al gran Feodor Dostoievski) donde la Raskolnikov de turno intenta volver a una vida de la que quiso huir en su momento a través de muros artificiales. Por otro lado, su hermana representa la fé nunca perdida, pero con una pizca de abandono provocado y cruel.
Nuevamente, el cine francés demuestra su virtuosismo en la capacidad de narrar muchas historias a la vez, de crear una sinfonía donde a cada momento un instrumento (drama, comedia, intriga,...) toma la liderazgo y se armoniza con todo lo que le rodea para crear un historia eficaz.

Patxeko

1 comentario:

Mikel Aingeru dijo...

Ok, tomo nota Patxeko.

Agur.

Mikel Aingeru