
Para lo que hayan leído alguna o algunas de las partes anteriores, no desvelaré nada. Sigue en la misma línea de las anteriores, aunque se me ha hecho un poco más larga. El exceso descriptivo de los bajos fondos de la seguridad sueca obliga a sacrificar parte de la adrenalina que destilaba sobre todo "La Niña que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla", pero se lee agusto y satisfacerá a los adictos a esta saga.
Da gusto que existan entregas como estas. Podremos criticar el estilo literario, el marketing a su alrededor y toda el morbo en torno a la muerte del escritor; pero lo que es innegable es que consigue mantener en vilo al lector durante más de 2000 páginas repartidas entre los tres volúmenes.
Las últimas líneas de esta entrada van dedicadas a Monsieur Morales que me ha permitido disponer del libro en un tiempo récord. Merci beaucoup. En una de sus entradas me permito citarle cuando dice "leo, leo y más tonto me queo", pero qué satisfacciones da la lectura.
2 comentarios:
La verdad es que quería leer la saga, pero cuando empezaron a darle tanto bombo .. pufffffff, se me quitaron todas las ganas.
Pero bueno, tendré que echarle un vistazo :)
PD. Soy Marta, te encontré por aquí! Que tal va todo?:)
Las corrientes de aire me han producido enfriamiento neuronal, toses vocálicas y mareos parabólicos.
Las cerillas me han quemado los dedos haciéndome mucha pupa.
Yo soy hombre y amo a las mujeres (sobre todo a la mía).
Un saludo matemático, racional y asintótico.
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