viernes, 15 de agosto de 2008

En el nombre de la Madre

"En el nombre de la Madre, de la Hija y de la Espíritu Santo. Diosa nuestra, acoge a nosotras, cristianas. Madre nuestra que estás en los cielos..." Las teólogas feministas nos proponen invertir, subvertir, el lenguaje de género de la liturgia católica para que comprobemos la apropiación masculina de la idea misma de Dios operada a través de los siglos. Piensan que, de tanto representar al Altísimo con figuras masculinas y de excluir a la mujer de los estamentos del poder religioso, las jerarquías católicas han acabado por "violar la imagen de Dios en las mujeres", por borrar la parte femenina del Supremo Hacedor.

Pocas imágenes pueden resultar tan obscenas en nuestras sociedades católicas como la exposición pública de una mujer desnuda y clavada en la cruz. Y pocas cosas irritan tanto al Vaticano como el cuestionamiento del papel asignado a la mujer dentro la Iglesia.

¿Qué pasaría si, como proponen algunas teólogas feministas, las mujeres decidieran no acudir a los templos hasta que se les reconociera la igualdad? Un vistazo a las iglesias españolas, convertidas en hogares espirituales para la tercera edad, da prueba de esa abrumadora presencia femenina. Según la Confederación Española de Religiosos y Religiosas (Confer), a 31 de enero de 2007 había en España 18.819 religiosos, frente a 48.489 religiosas.

Ante todo esto, el Vaticano responde a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición) que cualquier mujer que fuera ordenada sería excomulgada. La Iglesia protestante sí lo permite.

La historia nos dice que tanto el Nuevo Testamento como el Manuscrito Barberini muestran que hubo mujeres consagradas durante los 10 primeros siglos de la historia de la Iglesia. Además, Concilios y cónclaves se han celebrado bajo la bóveda de la Capilla Sixtina en la que Miguel Ángel pintó a tres mujeres ejerciendo funciones sacerdotales.

Nuevamente nos encontramos con dicotomías en el quehacer diaria de la jerarquía eclesiástica. A ver si se aclaran de una vez.

Un saludo, Patxeko

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