domingo, 13 de abril de 2008

Cronica de un viaje


Este un intento para ver si aterrizo de una vez después de la gran experiencia que fue el viaje de estudios. Siempre faltaran palabras para describirlo todo, pero haré un pequeño retrato resaltando los momentos que hubo muchos y buenos, muy buenos.

Praha, Prague o Praga son el mismo nombre para un mismo sentimiento. Pasamos allí una tarde, un día y una mañana. La primera tarde consistió en bajar al centro y pasear por sus magnéticas callejuelas. Como experiencia destacable acudí a una sesión de teatro negro, algo que nadie debería eludir. Se trata de una puesta de escena jugando con la luz negra para dar un toque mágico a una historia dónde manda el cómo se cuenta sobre lo qué se cuenta. El día fue de visita oficial con un guía. Una maravilla el reloj astronómico y pasear con la llovizna sobre nuestras cabezas. Encontré mis tesoros (algunos propios y otros ajenos). Dos experiencias inolvidables: el chocolate en la isla de Kampa y el negocio heavy-pija. La última mañana sirvió para pasear por el callejón del oro y despedirme de un lugar al que volver.

Viena, Wien, Vienna tiene la pose de capital europea. Efectiva, elitista, artística e imperial. Está abierta al visitante y no me sentí extraña en ella. Dos días. El guía fue caótico y excesivamente rápido. Me gustó la tarde. Estuvo bien el Zentralfriedhof dónde me encontré con Schubert, Brahms, Bethoven, Mozart y los múltiples Strauss. El mejor momento, el bar en el centro donde derribé la barrera profesor-alumno.

Budapest. Quizás la que más me gustó. Tiene mucho de la Praga histórica y un poco de la Viena imperial. Impresionante el mercado, el bastión de los pescadores y el Parlamento. El último quizás el más sobrecogedor por el detallismo y belleza con el que está construido. Importante recordar que tras la I guerra mundial, Hungría perdió 2/3 de su territorio. Acabamos la experiencia con un bonito crucero por el Danubio. Este río merecería un post para el sólo. Lo he cruzado al menos en media docena de ciudades y en todas ha pasado de ser arteria para convertirse en corazón. Finalmente, la XBOX no estaba a 70 euros pero disfruté la aventura de ir en grupo en busca de una ilusión.

Nuevamente, quiero expresar el agradecimiento el grupo humano que nos acompañó. Chapeau. You amazed me.

Salud,
Patxeko

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