viernes, 21 de marzo de 2008

Confesiones en la red

Hoy me ha llamado la atención un artículo sobre una nuevo concepto para aliviar la culpa: el confesionario on-line. Nuestra sociedad ya se ha convertido internet en un elemento más de su vida. Usamos la red para pagar facturas, hacer compras, transferir dinero,....; y claro, la institución más antigua del planeta no podía quedarse atrás. Desde ahora podemos confesarnos en la página web MySecret . En este portal, pecadores del mundo entero pueden confesarse de forma anónima y recibir los consejos para continuar en la vida con rectitud y moralidad. ¿Y qué piensa Ratzinger de todo esto? Como era sospechable, el Vaticano prefiere seguir con la vieja fórmula (todo lo moderno huele a demoníaco) y ha condenado expresamente la ciberconfesión. ¡Qué vuelva Torquemada y la Inquisición! Y ya de paso, ¡qué le corten la cabeza!

Tras un comentario de Amélie, vuelvo al caso de Chantal, la enfermera francesa que pidió una muerte asistida aquejada de un tumor doloroso en la cara. Cada cierto tiempo nos encontramos con casos como este en España (Ramón Sampedro, Inmaculada Echevarría, Jorge León,...) y los sucesivos gobiernos no se deciden a legislar sobre estos casos. Se lavan las manos cual Herodes y dejan sufrir a la gente hasta que encuentran una mano amiga que alivie su dolor. Lo que considero hipócrita es tratar de identificar esa mano amiga, porque lo que no es una mano asesina sino auxiliadora. El PSOE me defrauda nuevamente cuando no es capaz de crear una ley (mejor o peor) para tratar la eutanasia o el aborto. A veces me pregunto por qué les voto. Supongo que me consuela que en la acera de enfrente (PP) sólo encontraría desolación.
Buenas tardes,
Patxeko

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