Una vez me contaron una historia sobre un grupo humano que lucha contra la desigualdad, el respeto por los derechos humanos, los malos humos de la guerra fría, la impersonalización del estado, la guerra de Vietnam,...
Creo que el mundo no ha cambiado tanto desde entonces. Las personas y lugares han cambiado pero el ser humano sigue indefenso ante muchas amenazas externas. Quizás, lo bueno de aquel Mayo fue que los jóvenes se pusieron al frente y capitanearon la lucha con ideas y buenas intenciones. Eran los días del "Prohibido prohibir" o "La imaginación al poder".
Los burócratas se dieron cuentas que aquellos se acabaría convirtiendo en un símbolo caduco, un pin, algo que se recordaría pero cuyo poso no sería muy amargo.
Hoy en día los jóvenes no hemos sido educados en valores, pocas cosas tenemos en común. Cada ser humano es una isla. En un tiempo donde el móvil, internet, las PDA, el Bluetooth acorta los canales de transmisión y recepción, hay menos comunicación. Ya no creo que nos pongamos al frente de ninguna lucha. Somos un engranaje más de un sistema destructor en el que nuestro único objetivo es sobrevivir. Lavamos nuestras conciencias dando dinero alguna ONG u horrorizándonos por lo que sucede en los confines lejanos del mundo, mientras estamos a salvo en el primer mundo.
En mi opinión, lo más desesperanzador es que cada vez me cuesta más reconocer mis principios en aquellos que dirigen el mundo. Los políticos se asemejan unos a otros y los dictadores de ayer son primos de los gobernantes de hoy.
Tanto ver en los medios las conmemoraciones de aquel Mayo francés, me ha hecho ver que el mundo no ha mejorado tanto como nos venden. Quizás me haya levantado con el pie derecho (siempre me levanto con el siniestro), pero "algo huelo a podrido en Dinamarca".
Patxeko
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